lunes, 13 de enero de 2014

Manos milagrosas: Benjamín Carson, su historia


El caso de este hombre demuestra que todos tenemos un don milagroso el cual hay que descubrir




Una vida que muestra la transformación de los dones recibidos en generosidad y labor fecunda. Una existencia que trasciende las manos milagrosas de este excepcional neurocirujano para llegar al mismísimo corazón del sentido del trabajo, de la pasión por servir y hacer el bien.



Benjamín Carson nació en Detroit, Michigan, el 18 de septiembre del 1951. Su infancia fue realmente azarosa, pues su madre Sonia, al descubrir que su marido tenía otra familia y que vendía drogas, tomó la decisión de divorciarse. Ben tenía apenas ocho años de edad.
La medida de Sonia de tomar las riendas del hogar tuvo serias consecuencias: sin dinero, la vida familiar se tornó paupérrima; para sobrevivir y mantener a Benjamín y a su hermano mayor Curtis, simultáneamente tenía que abarcar dos e inclusive hasta tres trabajos de baja paga. Un problema adicional para la familia consistía en que la señora Carson se deprimía constantemente. La familia de Ben no podía ser más disfuncional, perfecto caldo de cultivo para que los niños se convirtieran en pandilleros.

Esta breve experiencia fue suficiente para la madre de Ben. En ese momento intuyó con toda claridad los pasos a seguir con sus hijos. Así fue que tomó una sencilla pero trascendental decisión que habría de cambiar el futuro de los niños: condicionarles la televisión, la cual veían desmesuradamente; también se negó a dejarlos salir a jugar hasta que hubiesen terminado la tarea de cada día.


Nada mal después de haber sido el niño más tonto de la escuela.
Testimonio de vida
Ben es ejemplo de entrega para los jóvenes del mundo entero, él demuestra que, en ocasiones, aquellos que tienen más posibilidades de salir adelante —por la abundancia de los recursos— se quedan en el camino, y esos que menos oportunidades tienen para triunfar, terminan asombrando a propios y extraños. 






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